¿Es posible reconstruir el lóbulo de la oreja?
La oreja es una parte del cuerpo que puede decir mucho de nuestra personalidad y aspecto, tal es por ello que también requiere de atenciones, sobre todo porque es una parte que está mayormente expuesta a la vista de los demás. En ocasiones por el uso de accesorios o perforaciones que han causado daño en su estética y las personas se ven orilladas a corregir estas, para lo cual existen cirugías que permiten reconstruir y recolocar la forma de cualquier parte del cuerpo, en este caso nos referimos al lóbulo de la oreja, esa pequeña parte tan sensible y funcional.
El lóbulo de la oreja tiene particular importancia desde el punto de vista estético y social. Tradicionalmente en las culturas occidentales, ha sido el sitio predilecto de perforación única para el uso de aretes. La moda y la evolución de las costumbres, han contribuido a la modificación en la forma y diseño de estos accesorios, incluso en el número y ubicación de los mismos, como sucede con lo que nombramos con el anglicismo piercing.
En otras regiones geográficas y culturales, como en la India, que comparten muchas de sus costumbres y tradiciones, así como en múltiples países africanos, el uso de los aretes puede tener connotaciones que no corresponden necesariamente a la moda, sino a motivos religiosos, espirituales o de rango social.
¿Por qué ocurren los desgarros en el lóbulo de la oreja?
Pues bien, el uso indiscriminado de estos accesorios ornamentales, puede tener consecuencias desagradables, por mencionar algunas: infección, dermatitis, deformación, cicatrices, queloides (tema de otro artículo) y desgarro. Cada una de estas complicaciones requiere un manejo específico. En este artículo quiero referirme al desgarro específicamente.
La causa de esta condición no es la debilidad de los tejidos, sino el peso del arete, que, cuando se combina con traumatismos o tracciones (jalones), da como lugar el cizallamiento o estiramiento extremo de la piel del lóbulo hasta que se desgarra y puede incluso llegarse a dividir como si hubiese sido cortado por la mitad.
¿Qué hacer en estos casos?
Solamente hay una opción, y es la cirugía. Afortunadamente, el procedimiento que se emplea para la reconstrucción es sencillo y puede hacerse en forma totalmente ambulatoria, con anestesia local en el consultorio.
Corrección con lobuloplastia
La lobuloplastia se suma a una de las muchas intervenciones que atienden la apariencia de la oreja. Además, ésta se conoce por ser un procedimiento ambulatorio y específicamente se ocupa de trabajar la estética del lóbulo de la oreja. Su trabajo consiste en modificar las secuelas que han dejado el uso de aretes, perforaciones y demás, por lo cual, deja como consecuencia que el uso de objetos extraños al cuerpo, por no tomar en consideración su tamaño o peso, terminan por atrofiar esta parte de la oreja. En casos peores, el uso de accesorios de gran volumen dejan orificios más prominentes, ello implica que es difícil que esta área vuelva a recobrar su forma por sí sola, o también, existe la probabilidad de que las orejas sufran algún tipo de desgarre.
Por otra parte, cualquier descontrol en la anatomía de las orejas causado por accidentes, deportes, mala postura al recostarse o porque el tiempo comienza a manifestar estragos, esta técnica se encarga de poner solución y devolver su apariencia natural.
A cambio de otros tipos de cirugía reconstructiva, estética o plástica, la lobuloplastia se distingue por ser un método menormente invasivo. No requiere de hospitalización y solo se lleva a cabo con anestesia local y conlleva una duración de 30 minutos. No obstante, es importante que sea ejecutada por manos expertas, ya que el procedimiento es laborioso y muy meticuloso, ello influye a obtener resultados de calidad.
Postoperatorio y apariencia
Si el estado físico de su oreja presenta sobrante de piel; flacidez, el cirujano se ocupa de retirar y suturar la piel sobrante en zonas específicas. Una vez termine el proceso se cubre el área tratada con la finalidad de no exponer la herida a infecciones futuras. Del mismo modo, prevenir las infecciones y complicaciones implica que la cicatriz no resulte con apariencia grotesca.
En cuanto al postoperatorio, se recomienda en su totalidad que la primera semana el paciente no realice ningún tipo de esfuerzo físico, incluyendo deportes. Aproximadamente después de una semana o 10 días es necesario que acuda a revisar el avance de la técnica y el proceso de cicatrización, o bien, si presenta algún otro tipo de anomalía debe acudir de inmediato al médico. Si usted no presenta ningún problema y la herida ya ha cicatrizado, el especialista procede a retirar los puntos.
La lobuloplastia conlleva en su mayoría resultados de éxito, un procedimiento poco doloroso y una recuperación más rápida. Incluso después de un mes usted puede volver a perforar esta zona, sin embargo, si se acostumbraba a utilizar objetos grandes y de gran peso debe optar por accesorios pequeños, de material compatible para no infectar. También se recomienda no cambiar rápidamente los accesorios. Al igual, en caso de que quiera ocultar la mínima cicatriz que deja la cirugía, usted puede apoyarse de accesorios, pero con las características ya mencionadas y realizar solo un orificio.
Para conseguir resultados más estéticos existen opciones de tratamientos a base de rellenos, comúnmente el ácido hialurónico, el cual permite corregir e incrementar el volumen del lóbulo.
Si bien los consejos y asesoría de un especialista y el evitar objetos de material que afecta la salud de la oreja y estética ayudara a que usted conserve unas orejas sanas y sobre todo se libre de cirugías. Pero en caso contrario, sí, sí se puede reconstruir el lóbulo de la oreja, lo cual responde a la pregunta inicial.