De peso y tallas...información que nos compete a tod@s sobre su Bioseguridad
Iniciemos limitando un poco el tema y entendiendo por definición a que nos referimos cuando hablamos de peso y talla, una de las acepadas globalmente es la de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que van desde el bajo peso hasta la obesidad. El peso y la talla también se pueden comparar con las tablas de referencia de crecimiento, que muestran los percentiles de peso y talla para cada edad y sexo. Estas tablas permiten identificar si una persona está dentro del rango normal de crecimiento, o si presenta algún problema como retraso o aceleración del crecimiento, desnutrición o sobrepeso.
Si se trata de los adultos, la Organización Mundial de la Salud, OMS, define el sobrepeso y la obesidad con estos estándares:
- Obesidad: IMC = o superior a 30.
- Sobrepeso: IMC = o superior a 25.
El índice de masa corporal establece la medida más útil de la obesidad y el sobrepeso en la población en general. Es el mismo índice tanto para mujeres como para hombres y también, para los adultos de cualquier edad. Sin embargo, se tiene que tomar en cuenta como un valor aproximado porque puede no corresponderse con el mismo grado de grosor en diferentes personas.
Los tratamientos actuales para el sobrepeso se basan en una combinación de intervenciones dietéticas, conductuales, farmacológicas y quirúrgicas. El objetivo principal es reducir el exceso de grasa corporal y mejorar la salud y la calidad de vida de las personas afectadas. La elección del tratamiento depende de varios factores, como el grado de sobrepeso, la presencia de comorbilidades, las preferencias y motivaciones del paciente y la disponibilidad de recursos. A continuación se describen brevemente las principales opciones terapéuticas y sus ventajas e inconvenientes.
Las intervenciones dietéticas consisten en modificar los hábitos alimentarios para reducir la ingesta calórica y aumentar el consumo de alimentos saludables, como frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, pescado y carnes magras. Estas intervenciones suelen ir acompañadas de un plan de educación nutricional y un seguimiento profesional. Las ventajas son que son seguras, económicas y fáciles de implementar. Los inconvenientes son que requieren un alto grado de compromiso y adherencia por parte del paciente, que pueden generar ansiedad o frustración si no se logran los resultados esperados y que pueden provocar efectos adversos como deficiencias nutricionales o trastornos alimentarios si no se realizan adecuadamente.
Las intervenciones conductuales se basan en aplicar técnicas psicológicas para modificar los patrones de conducta relacionados con la alimentación y el ejercicio físico. Estas técnicas pueden incluir el establecimiento de objetivos realistas y alcanzables, el refuerzo positivo, el autocontrol, el manejo del estrés, la resolución de problemas o la terapia cognitivo-conductual. Las ventajas son que ayudan a mejorar la autoestima, la motivación y la adherencia al tratamiento, así como a prevenir las recaídas. Los inconvenientes son que requieren un apoyo profesional especializado, que pueden ser costosas o difíciles de acceder y que pueden tener una eficacia limitada si no se combinan con otras intervenciones.
Las intervenciones farmacológicas consisten en el uso de medicamentos que actúan sobre el apetito, el metabolismo o la absorción de nutrientes para facilitar la pérdida de peso. Estos medicamentos deben ser prescritos por un médico y supervisados periódicamente. Algunos ejemplos son el orlistat, que inhibe la absorción de grasas; el liraglutide, que estimula la secreción de insulina y reduce el hambre; o el fentermina/topiramato, que combina un anorexígeno con un anticonvulsivo.
Las ventajas son que pueden acelerar o potenciar los efectos de las intervenciones dietéticas y conductuales, especialmente en casos de obesidad severa o con complicaciones asociadas. Los inconvenientes son que pueden tener efectos secundarios graves, como hipertensión, taquicardia, insomnio, depresión, cefalea, náuseas, diarrea o daño hepático; que pueden interactuar con otros medicamentos o enfermedades; que pueden generar dependencia o tolerancia; y que pueden perder su eficacia al suspender su uso.
Intrevenciones quirúrgicas
Las intervenciones quirúrgicas consisten en realizar una operación para modificar el tamaño o la forma del estómago o del intestino con el fin de reducir la capacidad gástrica o la absorción de nutrientes. Estas operaciones se conocen como cirugía bariátrica o metabólica y pueden ser restrictivas (como el balón gástrico o la banda gástrica), malabsortivas (como el bypass gástrico o la derivación biliopancreática) o mixtas (como la gastrectomía vertical o el cruce duodenal).
Las ventajas son que pueden lograr una pérdida de peso significativa y duradera, así como mejorar o resolver las comorbilidades asociadas al sobrepeso, como la diabetes, la hipertensión o la apnea del sueño. Los inconvenientes son que implican un riesgo quirúrgico elevado, que pueden causar complicaciones postoperatorias como infecciones, hemorragias, fístulas, hernias o úlceras; que requieren un seguimiento médico y nutricional de por vida; que pueden provocar efectos adversos como deficiencias nutricionales, dumping, osteoporosis o cálculos biliares; y que pueden afectar a la calidad de vida o a la salud mental del paciente.
Ahora bien, hablemos de lo que podemos realizar de manera local en el área que deseamos reducir en mayor parte, de manera segura y que nos permita lograr de manera consciente, consistente nuestras metas: la lipolisis.
Lipolisis
Lipolisis es el proceso por el cual los lípidos se descomponen en ácidos grasos y glicerol, que pueden ser utilizados como fuentes de energía por las células. La lipolisis ocurre principalmente en el tejido adiposo, donde se almacena la grasa corporal, y en el hígado, donde se sintetiza el colesterol. La lipolisis está regulada por varios factores hormonales y nerviosos, que responden a las necesidades energéticas del organismo. La lipolisis puede aumentar o disminuir según el estado nutricional, el ejercicio físico, el estrés, la temperatura y otras condiciones.
La lipolisis tiene efectos metabólicos y fisiológicos importantes, como la liberación de ácidos grasos al torrente sanguíneo, la formación de cuerpos cetónicos, la modulación de la sensibilidad a la insulina y la regulación del apetito.
El proceso de lipolisis consiste en la activación de unas enzimas llamadas lipasas, que se encargan de romper los enlaces entre los ácidos grasos y el glicerol que forman los lípidos. Estas lipasas pueden ser sensibles a la hormona adrenalina, que se libera en situaciones de estrés o ejercicio, o a la hormona glucagón, que se libera cuando hay bajos niveles de glucosa en la sangre. Cuando las lipasas actúan sobre los lípidos, liberan ácidos grasos y glicerol al espacio intersticial, desde donde pueden pasar al torrente sanguíneo y ser transportados a otros tejidos. Los ácidos grasos pueden ser utilizados como combustible por las células musculares, cardíacas y hepáticas, mientras que el glicerol puede ser convertido en glucosa por el hígado. Algunos ácidos grasos también pueden ser transformados en cuerpos cetónicos por el hígado, que son sustancias que pueden ser usadas como energía por el cerebro y otros órganos cuando hay escasez de glucosa.
Productos lipoliticos
Algunos ejemplos de productos lipolíticos son: la cafeína, la carnitina, el té verde, la forskolina o el ácido linoleico conjugado.
En este contexto, estaremos enfocados en las lipoenzimas, que han demostrado ser una combinación excelente bien llevada y colocada por el profesional de salud, una de las mecánicas más saludables con buenos resultados y beneficios en salud, y que en mi experiencia médica, me han dado grandes resultados de manera duradera y sin rebote.
¿Entonces, que son las lipoenzimas?
Las lipoenzimas son sustancias que se inyectan en el tejido adiposo para disolver la grasa localizada y mejorar el contorno corporal. Se trata de una técnica de medicina estética que se basa en la acción de enzimas naturales o sintéticas que actúan sobre las células grasas y las degradan.
Las lipoenzimas se pueden aplicar en diferentes zonas del cuerpo, como el abdomen, los flancos, las cartucheras, las rodillas o la papada. El tratamiento se realiza mediante microinyecciones que se colocan de forma superficial o profunda, según el caso.
El número de sesiones varía según el paciente y el área a tratar, pero suele oscilar entre 4 y 10. Los resultados se empiezan a notar a partir de la segunda o tercera sesión y se mantienen en el tiempo siempre que se siga una dieta equilibrada y se practique ejercicio físico.
Ventajas de las lipoenzimas
Las lipoenzimas tienen algunas ventajas frente a otros métodos de reducción de grasa, como la liposucción o la criolipólisis. Entre ellas, se destacan:
- Son menos invasivas y no requieren anestesia ni cirugía.
- No producen cicatrices ni hematomas.
- No alteran la sensibilidad ni la vascularización de la piel.
- No tienen efectos secundarios graves ni contraindicaciones importantes.
- Son más económicas y accesibles.
Desventajas de las lipoenzimas
Sin embargo, las lipoenzimas también tienen algunas limitaciones y riesgos que hay que tener en cuenta antes de someterse al tratamiento. Entre ellos, se encuentran:
- No son efectivas para eliminar grandes cantidades de grasa ni para tratar la obesidad.
- Pueden provocar reacciones alérgicas o inflamatorias en algunas personas.
- Pueden causar irregularidades o asimetrías en la superficie cutánea si no se aplican correctamente.
- Pueden interferir con algunos medicamentos o enfermedades crónicas.
- No garantizan resultados permanentes ni uniformes.
Por lo tanto, las lipoenzimas son una opción interesante para aquellas personas que quieren eliminar pequeños depósitos de grasa localizada que no responden a la dieta ni al ejercicio, pero siempre bajo la supervisión de un profesional cualificado que evalúe cada caso y ofrezca un tratamiento personalizado y seguro.