Ventajas de la depilación con luz pulsada IPL
Librarse del pelo indeseado de una vez para siempre es posible gracias a la moderna tecnología "IPL", cuya eficacia reside en la energía luminosa del rayo emitido, capaz de alcanzar un objetivo determinado, el bulbo piloso, para convertirse después en energía térmica y destruirlo.
La longitud de onda de los impulsos luminosos IPL puede ser calibrada y controlada con tal precisión que solo las células blancas, "los cromóforos" presentes en el folículo del pelo, se irradian y desintegran del calor, mientras el tejido circundante permanece ileso sin sufrir quemaduras o irritaciones durante la sesión. El tratamiento es indoloro y no presenta efectos secundarios.
La depilación con luz pulsada no tiene nada que ver con los métodos tradicionales de eliminación del vello, como el afeitado, la cera o las cremas depilatorias, los cuales se limitan simplemente a cortar el tallo. El tratamiento IPL es una manera de desactivar el folículo piloso, ralentizando progresivamente su actividad hasta conseguir el crecimiento esporádico de algunos tallos débiles y finos, que pueden tratarse de manera eventual con un par de sesiones al año.
El tratamiento IPL no se lleva a cabo en una simple sesión, sino que es necesario realizar un ciclo, que puede ser más o menos largo según la predisposición de cada persona, el sexo y la zona a tratar.
Los pelos que son eliminados con el rayo luminoso son exclusivamente aquellos que se encuentran en una fase de crecimiento activo, llamada anágena, caracterizada por la presencia de mucha melanina en el interior del folículo y de una conexión hermética con el tallo, que funciona como conductor del rayo IPL, destruyéndolo sin dañar el tejido de alrededor.
Porque el pelo humano tiene un ciclo vital dividido en tres fases (anágena, catágena y telógena o fase de la caída), la eliminación de todos los folículos solo puede realizarse de manera progresiva, siendo necesario un número suficiente de sesiones para captar aquellos que estén en fase de crecimiento, procediendo así a su eliminación.
Normalmente es necesario un ciclo de cinco o seis sesiones mensuales para obtener unos resultados satisfactorios. Las sesiones no son molestas y no requieren anestesia; tienen una duración de media hora aproximadamente y, a su término, se puede reanudar la actividad diaria con total normalidad.
La única regla es que hay que evitar, durante todo el ciclo de luz pulsada, los métodos tradicionales de depilación, que previenen la extirpación del folículo, convirtiendo en inútil el tratamiento IPL. Los pelos pueden quitarse exclusivamente con una cuchilla dos o tres días antes de cada sesión, a fin de hacer más visible aquellos que se encuentran en la fase anágena.
El invierno es decididamente el periodo más adecuado para efectuarse la depilación definitiva, ya que posibilita no tener que depilarse entre una sesión y otra, además de que algunos tipos de aparatos de luz pulsada son más eficaces cuando hay un contraste suficiente entre el tono de la piel y el color del cabello. El bronceado puede obstaculizar los efectos y por ello resulta inadecuado en pieles oscuras, que pueden encontrar más garantías con tratamientos láser o con aparatos IPL particularmente avanzados, que presentan más longitud de onda.
Normalmente, el tratamiento de depilación definitiva con luz pulsada IPL permite conseguir resultados óptimos con un coste ligeramente inferior al del láser. Por tanto, merece la pena que un especialista evalúe las diversas opciones teniendo en cuenta la cantidad de vello, la amplitud de la zona a tratar o el tiempo requerido para completar el tratamiento.