La Skincare Routine ideal: la rutina que necesitas
En la actualidad existen tanto productos cosméticos como dermatológicos para el cuidado de la piel, pero ¿cuál es la diferencia de estos productos? La principal diferencia radica en que los productos dermatológicos contienen bioactivos que logran penetrar la dermis para realizar su acción a nivel celular y molecular. De esta manera, consiguen beneficios médicos en la salud de la piel, a diferencia de los productos cosméticos de venta libre que pueden encontrarse hasta en el súper, pues la concentración del activo es muy baja que no logra cambios reales en la piel. Sabiendo esto, nuestra siguiente incógnita es: ¿Cuáles son los productos que debo incluir en mi rutina facial para mantener una piel sana?
La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano, nuestra barrera natural para protegernos del exterior y nuestro principal símbolo de belleza, es nuestra tarjeta de presentación para el mundo, por tanto, requiere un cuidado especial.
Una rutina facial básica debe contar con mínimo 3 fases clave:
- Limpieza
- Hidratación
- Protección
Fase de limpieza
Existe una falsa creencia sobre lavar el rostro (y la piel en general) con jabones neutros, creyendo qué por ser un jabón con pH neutro, no modificará el pH de nuestra piel. Sin embargo, no hay información más errada que esta, pues, recordando un poco de química, la escala de pH va de 1 a 14, siendo los valores más cercanos a 1 pH ácidos y los valores más cercanos a 14 pH alcalinos, siendo el valor neutro de esta escala el valor de pH 7; por tanto, un jabón neutro tendrá un pH de 7. Para que una piel se mantenga sana debe conservar un pH ácido que permita la sobrevivencia de la microbiota bacteriana, así como de múltiples procesos a nivel celular y molecular que requieren de dicho pH para mantener la homeostasis, oscilando entre 4.7-5.75 el pH óptimo de la piel.
Esto convierte al jabón neutro en un jabón no apto para el cuidado adecuado de la piel, pues como ya mencionamos su pH se aleja demasiado del pH ácido que debe mantener la piel. Por tanto, la mejor opción para la fase de limpieza es lavar la piel con un dermolimpiador, los cuales en la actualidad existen en múltiples presentaciones: barra, espuma de limpieza, gel, etc. y de diversas marcas dermatológicas.
Fase de hidratación
Es muy común que se suela confundir la hidratación con la humectación, pues muchas personas creen que al aplicarse una crema (la mayoría de las veces corporal) en el rostro, esto les aportará hidratación en la piel. Error, pues la palabra hidratación hace referencia a la acción de reponer los líquidos corporales perdidos por diversos procesos fisiológicos como el sudor, la orina, la respiración, así como el mero acto de limpieza, saponifica grasas y hace que se pierda agua en nuestra piel.
Por tanto, el hidratante por excelencia y nuestro mejor aliado es el suero de ácido hialurónico (no reticulado), que además de ser una sustancia que se encuentra de forma natural en nuestro organismo. Nos provee de hidratación al retener agua a nivel de la epidermis, mantiene la elasticidad de la piel y ayuda al proceso de regeneración celular, retardando el envejecimiento prematuro.
Existen otros productos que también nos ayudan a aportar hidratación a nuestra piel, aunque en menor cantidad del ácido hialurónico, como lo son las aguas termales, que además nos proporcionan un efecto calmante y relajante en la piel.
Fase de protección
La principal causa de fotoenvejecimiento prematuro es la radiación ultravioleta (representa el 80% del envejecimiento facial), cuya principal fuente son los rayos emitidos por el Sol. Sin embargo, esto no significa que sea la única fuente de emisión de rayos UV, las lámparas incandescentes, de mercurio, halógenas o fluorescentes; así como algunos tipos de láser, los dispositivos electrónicos que emiten rayo azul, cámaras de bronceado, entre otros, también son grandes fuentes de emisión diaria de rayos UV. Por tanto, esta fase de protección se vuelve primordial y vital, pues con fotoenvejecimiento no solo se refiere al envejecimiento de la piel, sino al envejecimiento a nivel celular de los sistemas del organismo, recordando que la piel es nuestra principal barrera del exterior.
Es bien sabido, que para esta fase de protección nuestro mejor aliado será el Protector Solar; sin embargo, ¿cómo elegir el más adecuado?, primero que nada, el protector solar debe cumplir con ciertas características como lo son:
- Que sea dermatológico (por lo ya mencionado previamente)
- Que cuente con protección para rayos UVA y UVB
- Que tenga un FPS mayor o igual a 50
- Y según las características de la piel de cada paciente que sea no comedogénico, en toque seco o con color.
Si estás en la etapa de querer cuidar tu piel, pero no sabes qué productos son los más aptos para ti, te invito a que acudas a valoración con tu médico para que puedan determinar tu mejor Skincare Routine según tus necesidades y tipo de piel.
