Rinoplastia secundaria ¿hacerla o no?
La rinoplastia secundaria o también conocida como revisional, es aquella operación a la que se somete un paciente que ha tenido intervenciones previas en su nariz con el objetivo de mejorar aspectos estéticos o funcionales de este órgano.
Una cirugía que se realizará en uno de los órganos con más peso estético y funcional del rostro, como lo es la nariz, requiere que se lleve el procedimiento únicamente por manos profesionales capacitadas y certificadas. De no ser así, el más mínimo error que se tenga en éste y por estar justamente en medio del rostro, quedará evidenciado y podría cambiar la armonía de nuestro físico.
¿Por qué una segunda intervención?
Son diversas las razones que orillan a que se realice una segunda intervención. Podemos encontrar aquellas que son únicamente por motivos estético tras no haber conseguido los resultados esperados. No obstante, el haber realizado mal una cirugía o que la nariz tenga problemas en el aspecto funcional, llevan a que se realice una segunda intervención. Los problemas funcionales se pueden originar por una mala cicatrización de la cirugía anterior, por la falta de capacidad del cirujano y también por inconsistencias en el procedimiento.
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Cuando se trata de realizar una segunda intervención en la nariz, tercera o cuarta, entre los objetivos primordiales del cirujano está el dejar los mejores resultados posibles: en pocas palabras, busca que el paciente quede absolutamente satisfecho con la apariencia que ha tomado su nariz. Sin embargo, como prioridad, la nariz tiene que cumplir adecuadamente su función: una respiración adecuada.
Valoración clínica para la intervención
Este tipo de cirugía secundaria, es un procedimiento que se caracteriza por ser más complejo que el primero ya que tras una "primer cirugía" se ha cambiado la estructura de la nariz; ha sido alterada y es más complicado conocer la estructura "original" de la nariz, a diferencia de lo que sucede y se conoce con la primer operación.
Lo complejo de la operación
Existen dos formas en las que el cirujano puede intervenir en la segunda operación. Una es realizar la manipulación de los tejidos de la zona de manera muy meticulosa a fin de que se permitan apreciar buenos resultados y no dañar la función de la nariz. Sin embargo, cuando el tejido es carente y no se pueden manipular, el cirujano tiene como segunda opción tomar cartílago de la oreja del mismo paciente o de sus costillas para efectuar una especie de implante en la zona.
Otras alternativas que existen, es realizar micro injertos de grasa autóloga, los cuales se colocan por medio de finas agujas y se consigue que el área a tratar mejore. El panorama después de utilizar la técnica más adecuada para mejorar la calidad de los tejidos, es que el cirujano capacitado a realizar la operación secundaria encontrará tejidos más firmes, no impidiendo así la complejidad de la intervención.
Lo anterior es lo que el cirujano puede manejar y controlar dentro de su pericia o capacidad, pero existen otros factores que también influyen en los resultados de la intervención y que por tanto el cirujano no puede controlar, ejemplo: la piel del paciente (fina, normal o gruesa) y el tipo de cicatrización que se realice. Además, entre más operaciones se lleven a cabo en este órgano, el tejido cada vez más va a disminuir y el grado de complejidad aumentará.
El procedimiento
El procedimiento se lleva a cabo con anestesia general y para ello es necesario que el paciente sea hospitalizado. El tiempo en el quirófano depende de cada paciente y el grado de dificultad. En algunos casos, es necesario extraer cartílago o hueso de otras áreas corporales a fin de que la nariz esté en perfectas condiciones y tome la forma deseada.
Postoperatorio
El paciente puede retomar su vida normal después de haber transcurrido al menos dos días. Sin embargo, la recuperación total se obtiene después de transcurrir algunas semanas.
En las primeras horas después de la intervención, normalmente se originan dolores de cabeza y obstrucción nasal (dificultad para respirar); pero, el médico es el que dicta que medicamentos pueden favorecer esta situación.
Durante los primeros días, la cirugía secundaria suele tener los mismos efectos que la primer cirugía: inflamación, hematomas, así como pequeñas hemorragias nasales. En la zona de los ojos, también es común que se aprecien hematomas e hinchazón. Será después de dos a cuatro semanas donde los resultados finales comienzan a apreciarse.
Si quieres una mejor recuperación, durante las primeras 24 horas debes mantener la cabeza elevada. A los dos días debes intentar sonarte la nariz, pero con mucho cuidado y sin hacer esfuerzo a fin de no dañar los tejidos y no se complique el proceso de cicatrización.
Al finalizar la intervención se coloca un par de tapones nasales, los cuales se retiran a los dos días. Es hasta las dos semanas donde apósitos, puntos, férulas y yeso se retiran.
Otros cuidados que debes seguir son: evitar fumar, ingerir alcohol, no ponerse gafas, no portar lentillas, evitar esfuerzo o actividad física, evitar gesticular lo menos posible.
Lo que espera el paciente
Cuando el procedimiento es bien realizado obviamente los resultados que se esperan son los mejores, aquellos que ayuden a dar armonía y mayor belleza al rostro; así como mejor función a este órgano. Sin embargo, los resultados obtenidos no serán los que se obtuvieron en la primer cirugía, ello pese a que la segunda sea realizada de manera fantástica; por lo cual, el paciente debe mentalizarse de que las cirugías estéticas no son milagrosas, deben de verlas como lo que son: un procedimiento complejo que corrige malformaciones o problemas funcionales y que además, los resultados no depende únicamente del cirujano, sino de los cuidados y características que se sigan.
Algo importante que debe considerar el cirujano es que, debe informar al paciente todo lo relacionado a la cirugía y a los resultados posibles, deben ser realistas con los resultados que se piensan obtener después de la intervención.
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